Internet: ¿cómo empezó todo?

Para comenzar a hablar de los inicios de Internet un nombre se hace ineludible: Paul Baran. Trabajando para la Rand Corporation, un think tank* creado por el gobierno de Estados Unidos en 1946, tuvo a su cargo el diseño de un sistema de comunicaciones capaz de resistir un presunto ataque nuclear soviético.

Baran comenzó su tarea analizando los distintos sistemas de comunicación utilizados en su momento y los dividió en tres modelos: centralizado, descentralizado y distribuido. A partir de esta división, comprendió que un sistema distribuido era el más adecuado para preservar la red si algunos nodos eran destruidos. Así, aún cuando muchos de los nodos fueran afectados, caminos alternativos mantendrían la conexión entre el resto de los equipos sobrevivientes. Por otro lado, desarrolló una revolucionaria tecnología de transmisión de telecomunicaciones que suponía la separación de los mensajes en pequeños paquetes de información que serían intercambiados a través de la red (packet-switching).

Sin embargo, como explica Alejandro Piscitelli en su libro Internet, la imprenta del siglo XXI, “lo que esta narrativa olvida u oculta es que finalmente los militares no hicieron a Paul Baran el menor caso. Sin embargo, quienes finalmente la diseñaron llegaron a un idéntico fin a través de numerosos caminos alternativos” (Piscitelli, 2005).

Las propuestas de Baran solo serían valoradas casi una década después, cuando la Defense Advanced Research Project Agency (DARPA) las desarrolló por su cuenta, llegando 10 años más tarde al mismo lugar. El packet-switching de Baran permitía la comunicación de computadoras hasta ese momento mudas, Internet había nacido.
Posteriormente, Internet quedó liberada de su entrono militar. La Fundación Nacional para la Ciencia, organismo designado por el Pentágono para gestionarla, decidió privatizar Internet en el marco de un proceso de desregularización de las telecomunicaciones.

A principios de los noventa, distintos proveedores de servicios de Internet construyeron sus propias redes con fines comerciales. El impulso del sector privado provocó que el crecimiento de Internet se disparara a una velocidad increíble, proceso que continúa al día de hoy aunque potenciado por otros factores.


Un nuevo actor: Los prosumidores. Del 1.0 al 2.0

La creación y desarrollo de Internet (…) muestra la capacidad de las personas para trascender las reglas institucionales, superar las barreras burocráticas y subvertir los valores establecidos en el proceso de creación de un nuevo mundo. A su vez, sirve para respaldar la idea de que la cooperación y la libertad de información pueden favorecer la innovación en mayor medida que la competencia y los derechos de propiedad.
(Manuel Castells, 2001)


El término “Web 2.0” fue mencionado por primera vez por Tim O’Reilly en la “Conferencia sobre Web 2.0” de 2004. El mismo, surgió en una sesión de brainstorming junto con Medialive International, una empresa dedicada a la producción de exhibiciones y conferencias tecnológicas.

A lo que se hacía referencia en primer lugar con el término 2.0 era a la web como plataforma, es decir, la web como base de una gran variedad de aplicaciones que no necesitarían ser descargadas para ser utilizadas. Por su parte, el usuario solo requiere de conexión a Internet y algún dispositivo de acceso (Laptop, PC, teléfono celular, IPod) para interactuar con estas nuevas herramientas.

Sin embargo, un segundo concepto tomó aún más importancia a la hora de hablar de la era 2.0: democracia. Con los blogs, las wikis, los podcast, las redes sociales y el microblogging cualquier internauta puede generar contenidos en la web y, en muchos casos, superar el trabajo de los profesionales. Los consumidores de Internet 1.0, una Internet “ventana”, en donde los usuarios navegaban los sitios con algún grado de interacción, ahora son capaces de producir contenidos y compartirlos cada vez más fácilmente. Consumidores y productores se confunden en roles y funciones, han nacido los prosumidores.

*Un think tank es una organización que ofrece consejos e ideas sobre asuntos de política, comercio e intereses militares. El nombre proviene del inglés, por la abundancia de estas instituciones en Estados Unidos, y significa “depósito de ideas”.

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